El falso antagonismo: ¡En vez de twittear andá a laburar!

Uno quisiera trabajar pero se entretiene, uno quisiera entretenerse pero trabaja… Las barreras entre trabajo y entretenimiento están definitivamente borradas… no hay excusas para el ciudadano que patalea con frases del tipo “en vez de entretenerte andá a laburar” porque  hoy todo se hace al mismo tiempo y en el mismo lugar: la computadora.

Hoy trabajar es entretenerse y entretenerse es trabajar, en varios casos. Ambos espacios diferenciados artificialmente, en tiempos del estallido de la revolución industrial y la creación de instituciones  de encierros como oficinas, fábricas y colegios, se ven casi obligatoriamente  fusionados gracias a la virtualidad.

Esta semana en Twitter, un tal Horacio Fernández productor campesino se quejó contra  Aníbal Fernández y un diputado de la ciudad Fernando Iglesias, que mantuvieron una álgida discusión por dicha red social.

Horacio Fernández le dice a Aníbal: “No sé por qué me das de ñoño disfrazado de guapo. Dale anotá: azúcar, garrafas, seguridad, drogas, inflación… Laburá” (síc)

Aníbal Fernández le dice a Horacio: “¿Qué tiene que ver c… con la témpera? Lo único que falta es que vos me digas qué tengo que hacer con mi tiempo libre”

Ahí está el punto en discusión, leí a más de un ciudadano quejarse de los twitts de diversos  políticos argentinos, entendiendo que twittear no es trabajar. Error:. twittear es trabajar  si se está hablando de trabajo, si se están intercambiando ideas sobre cuestiones que atañen al destino del país, si se están difundiendo ideas…  twittear es trabajar.

Hay gente que lo entendió y rápidamente se puso a twittear (digo a trabajar) en el nuevo sentido que propone la revolución tecnológica. Eso, diría Nietzsche, es fuerza de acción. Otros, la masa, la mayoría, los mediocres  empezaron a criticar, insultar, ironizar, eso también diría Nietzsche es energía  de reacción.