Durante 1.800 años la humanidad repitió la ley
universal "la tierra es el centro del universo". Es decir 60
generaciones de humanos repitieron una y otra vez esta "verdad".
Seguramente las personas observadoras y los astrónomos cada vez que miraban al
cielo comprobaban que algo hacía ruido en tal afirmación, que algo de ese
trayecto perfecto, en círculos o epiciclos perfectos no cerraba… Un día llegó
Copérnico quien se animó a pensar y decir: "Esto que dijo Aristóteles no
cierra! Miro el cielo y no cierra!" y a partir de allí hubo una
revolución.
Lo mismo pasaba cuando éramos chicos y estudiábamos en el colegio la lengua. Allí nos enseñaban que la segunda persona singular era "tú" y la del plural "vosotros" (¡Aquí en el Río de la Plata!). ¿Cómo puede un chico, con la capacidad feroz de aprendizaje, no darse cuenta que el sonido "vosotros", por lo menos por acá, jamás se escuchó? Cómo puede explicarle a la profesora que jamás en su casa se pronunció el sonido "tú" y que, por tal, deberían ser corregidos los libros.
No puede… Entonces ese pequeño rioplatense que
en vez de decir "tú" dice "vos" y que en vez de decir
"vuestras" dice "de ustedes" vive acomplejado y con la
perpetua sensación de que algo no cierra… igual que le pasó a Copérnico, pero
silenciado por la aplanadora educativa. ¿Educativa?
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