Un día de 2014 llegué a la casa de Julio y me habló largo rato de que el Santo Padre le había escrito una carta y que iría a visitarlo a Roma. En ese momento no entendí la dimensión del personaje del que hablaba, no registré su magnitud. Sobre todo, porque desde el momento que dejé de asistir a la Iglesia, alrededor de mis diecisiete años, paulatinamente me fui convirtiendo cada vez más en atea, marxista y empirista. Es difícil transitar la Facultad de Ciencias Sociales y salir sin una huella marxista.
Sin embargo, el entusiasmo de Julio con ir a visitar al Papa era tan grande que salí y me topé una vez más con un mensaje cósmico. Mi madre, mujer de fe, pero con un desacuerdo profundo con la Iglesia inexplicablemente y por segunda vez, desde el más allá -que a veces es más acá- Me habló de la bondad del Papa, lo juro.
Sin embargo, tuvieron que transcurrir años y ocurrir una serie de sucesos para que decida prestarle atención al mensaje del Santo Padre. El Papa había cumplido 10 años de su pontificado y dio múltiples entrevistas a notables periodistas argentinos. Por mi parte, ya había terminado de cursar en la UBA mi segundo profesorado que, en una de sus materias, aborda de lleno la problemática permanente que el Estado y la Iglesia han tenido en cuanto al rol de la familia en la educación de niños, niñas y jóvenes.
De todas las entrevistas la más ardua y destacada fue la conversación que tuvo Jorge Fontevecchia con el Santo Padre. Fue enorme no sólo por su duración de casi 3 horas sino por la dimensión de los problemas sobre los que conversaron. Cuando yo escuché esta entrevista estaba trabajando en un proyecto educativo, es decir, buscando pasar de un emprendimiento educativo a una reforma sistémica e integral del sistema educativo argentino que nos saque de los malos resultados que estamos obteniendo en dicha área.
Más allá de esto, lo asombroso fue escuchar al Santo Padre repetir en varias entrevistas la forma de analizar a la sociedad en 4 sencillos y profundos principios:
-El tiempo es superior al espacio
-El todo es más que las partes
-La unidad prevalece sobre el conflicto
-La realidad es más importante que la idea
Y lo más asombros que encontré en las entrevistas a Francisco fue escucharlo repetir la idea que años antes, en una entrevista, me había transmitido Christian Ferrer y que me dejó pensando años hasta que la volví a escuchar en boca del Santo Padre: “LA SALIDA ES POR ARRIBA”
Si bien Ferrer me la explicó, buscó la manera de transmitirme aquello que quería decir, nunca terminé de comprenderla del todo, tampoco me fue fácil comprender la idea que también intentó explicar el Papa Francisco. Solo la entendí cuando la tuve que utilizar -Al hallar la respuesta que hacía tanto tiempo buscaba-. Por este motivo es tan pero tan cuestionable que en educación se busque forzar con rúbricas ritmos de aprendizajes que son singulares, caprichosos y que, a veces, tardan años en producirse.
Desde hacía años observaba un fenómeno que me resultaba atroz, una escuela obligatoria preparando a los jóvenes para salir a encontrar trabajo, para emprender, para adaptarse a la incertidumbre, para ganar dinero, para triunfar. Nunca me cerró este propósito de la escuela, pero tampoco encontraba un propósito distinto y la opción de jóvenes por fuera de la escuela no me resultó jamás una idea edificante ni para ellos ni para la sociedad “que los recibe.” Por cuanto la imperiosa necesidad de encontrarle nuevos objetivos a la escuela obligatoria me llevaba a hacerme nuevas preguntas ¿Para qué educar a estos chicos si en el mundo cada vez hay menos puestos de trabajo? ¿Cómo salir de la trampa de educar para emprender en un mundo en el que la mayor parte de los emprendimientos no superan los 5 años de existencia? ¿Cómo salir de un objetivo educativo dislocado del presente altamente mediatizado que tenemos? No encontraba la respuesta, la pregunta estaba ahí, me miraba, miraba a los estudiantes, insistía y repiqueteaba en mi cabeza cada vez que empezaba una clase, sobre todo el primer día de clases. Pero la respuesta no aparecía. Y no hubiese aparecido sin las entrevistas que el Papa del Fin del mundo concedió y permanecen en Youtube
Estaba de vacaciones en México y a la noche escuchaba de a pedacitos las entrevistas al Papa. Específicamente la de Fontevecchia que le pidió que explique en detalle los cuatro principios y la frase “la salida por arriba”. No sé si fue ese día o unos días más tarde. Lo cierto es que con una mezcla de incredulidad y de estupor logré la respuesta que hacía años buscaba: la solución para la educación en una sociedad altamente mediatizada es cambiar radicalmente sus objetivos educativos. Abandonar la idea de educar para encontrar un trabajo que quizás no llegue nunca y volver a educar para alentar las vocaciones: artísticas, científicas, intelectuales y espirituales.
Le debemos a muchos pensadores haber podido hallar la respuesta a una educación desencajada del presente, pero sobre todo a Julio Bárbaro que se pasó 15 años dándome clases particulares sobre nuestro presente y fue incansable en repetir que el objetivo es LA INTEGRACIÓN SOCIAL.
Y, por supuesto, también al Papa Argentino que al igual que mi querido Julio fue incansable en su prédica por la justicia social y, lo más importante, la repetición incesante de los cuatro principios para entender la realidad.
Ser la adjunta -en la UCES- de Julio Bárbaro, pero sobre todo ser discípula de gran parte de su ideario, que es el ideario de los Jesuitas, me enfrentó al problema retórico más grande al que jamás me había enfrentado ¿Cómo salir del paradigma materialista y lograr el retorno al paradigma humanista? ¿Cómo se logra esto desde el aula? ¿Cómo se logra el retorno a la espiritualidad desde la escuela, que tanto ponderó el Papa Francisco en cada reportaje? Las respuestas están, las escribí y se están sometiendo a la prueba de la comunidad científica.
Pero más allá de esto, en lo personal, ya pasó una semana de la noticia de su muerte y en lugar de tranquilizarme se profundiza mi conmoción y tristeza por la muerte del Papa Argentino al que si hubiera vivido unos meses más probablemente hubiera podido ir a conocer y agradecerle el legado enorme de haberme sacado de las terrazas del pensamiento crítico para pasar a las del pensamiento cósmico.
El mensaje de Bergoglio logró algo impensado, mi falso retorno a una espiritualidad nunca perdida; ya que nadie se aleja de ella cuando se entrega al conocimiento, “el alimento del espíritu” (Papa Francisco, 2023), y vive una vida en la que no claudica en su propósito enseñarle a los que llegan después de uno aquello que a uno mismo, le allanó el camino de transitar la existencia.
Larga vida al Papa Latinoamericano y pronto reencuentro en el más allá que, a veces con estupor constatamos que es "más acá”.
Valeria Espósito
27-04-25
Referencias:
Fontevecchia, J. (2023) Diez Años de Pontificado, Youtube (14-03-24) https://www.youtube.com/watch?v=19wIlrs4jx4&t=6620s&ab_channel=Perfil
Haddad, D. (2023), Entrevista para Infobae al Papa Francisco, Youtube (10.03-23) https://www.youtube.com/watch?v=q94HfK07DjI&t=904s&ab_channel=Infobae
Llorente, B. (2023), Entrevista para Telam al Papa Francisco, Youtube https://www.youtube.com/watch?v=JeuQ5ezDuFw&list=PLq_o4ZSLBexQm8RUFj0O6mZR-iHt_A5iu&ab_channel=T%C3%A9lam
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